Cuando la crisis llegó a mi casa, lloré y mi casa se inundó de lágrimas pero las lágrimas salieron por la ventana porque adentro no había lugar para crisis y lágrimas.
Cuando la crisis se fue de casa y finalmente salí a la calle y vi la lluvia que se iba, el sol que empezaba a calentar y el arcoíris entre medio, de golpe vi cómo la crisis golpeaba a la puerta de otro hombre y entraba a esa casa con ventanas verdes sin que ese hombre le diera permiso y mirando esas ventanas ahora desteñidas por el agua sentí nuevamente ganas de llorar y supe que la crisis está siempre en diferentes lugares y que aunque esté adentro o afuera de mi casa, además de combatirla, es una necesidad vital entenderla o al menos hacerle preguntas.
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Fotografía: Corigliano d’Otranto, el pueblo en Italia donde las autoridades están promoviendo la reflexión filosófica para ayudar a los habitantes a enfrentar la crisis económica. Más información.
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